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Según el secretario de Defensa de Estados Unidos, Pete Hegseth, los ataques estadounidenses tuvieron como objetivo a miembros del ISIS en Siria, así como infraestructuras y depósitos de armas que se cree pertenecían al grupo. El viernes, más de 70 objetivos diferentes en las zonas centrales del país fueron atacados con aviones de combate, helicópteros de ataque y fuego de artillería.

Un portavoz del ejército estadounidense declaró: «Seguiremos persiguiendo implacablemente a los terroristas que intenten dañar a los estadounidenses y a nuestros socios en la región».

En un ataque contra las fuerzas estadounidenses el 13 de diciembre, murieron tres ciudadanos estadounidenses, incluidos dos militares y un intérprete civil.

El presidente de Estados Unidos, Donald Trump, calificó los ataques en la plataforma Truth Social como «una represalia muy seria» y escribió que el lugar atacado tendría un futuro brillante si el ISIS fuera «eliminado».

Trump escribió: «El gobierno sirio, liderado por un hombre que trabaja muy duro para devolver a Siria su antiguo esplendor, está brindando pleno apoyo».

El Ministerio de Asuntos Exteriores de Siria no hizo comentarios directos sobre los ataques estadounidenses. Sin embargo, en un comunicado publicado en X, afirmó estar decidido a continuar la lucha contra el ISIS y a «garantizar que no tenga refugios seguros en territorio sirio».

Según el Pentágono, el presunto ataque del ISIS contra estadounidenses tuvo lugar en la ciudad siria de Palmira. Los estadounidenses formaban parte de una delegación que trabajaba junto con las fuerzas de seguridad sirias para reunirse con responsables locales y prevenir el terrorismo.