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Las previsiones de la EIA, el brazo estadístico independiente del Departamento de Energía, serán una buena noticia para la administración Trump, que lidia con crecientes preocupaciones sobre la economía estadounidense. Los precios del petróleo han caído de forma constante desde que alcanzaron los 80 dólares por barril a comienzos de año, lo que ha brindado alivio en los surtidores. El referente en EE. UU. rondaba los 62 dólares por barril el martes.

La EIA proyectó que el precio medio del galón de gasolina regular será este año de 3,10 dólares, 20 centavos menos que el año anterior. Añadió que la caída probablemente continuará, con un promedio de 2,90 dólares por galón en 2026.

El informe de la EIA afirma: «Impulsado por la caída de los precios de la gasolina, es probable que el gasto de los conductores estadounidenses en gasolina como proporción del ingreso personal sea el más bajo al menos desde 2005», excluyendo el año de la pandemia 2020. «Estimamos que este año el gasto caerá por debajo del 2% del ingreso disponible, frente a un promedio del 2,4% en la década anterior.»

Los precios descendieron a medida que la OPEP y su aliada Rusia aumentaron su propia producción de crudo. Este incremento de oferta de la OPEP+ frenó el crecimiento de la producción estadounidense, que alcanzó un récord de 13,58 millones de barriles diarios en junio, superando el máximo previo fijado en octubre.

Rory Johnston, analista de mercados en Commodity Context, señaló que los precios del petróleo y la gasolina podrían bajar aún más después de que China detuviera las compras destinadas a reponer sus reservas estratégicas y el almacenamiento en alta mar.

Johnston escribió en una nota: «El crudo no empezará a caer de verdad hasta que terminen las compras chinas y la acumulación de petróleo sobre el agua. Sin embargo, predecir el momento exacto —dado el ya incierto pulso de la política china— es, en el mejor de los casos, especulativo.»