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El proyecto, propuesto por el partido de extrema derecha Chega, prohibirá el uso de prendas como el burka (una vestimenta que cubre a la mujer de la cabeza a los pies) y el niqab (velo islámico que cubre todo el rostro, dejando solo los ojos al descubierto) en la mayoría de los espacios públicos. El uso de estos velos estará permitido en aviones, edificios diplomáticos y lugares de culto.

El proyecto de ley prevé multas que van desde los 200 hasta los 4.000 euros para quienes usen velos en público.

El presidente de Portugal, Marcelo Rebelo de Sousa, debe aprobar la ley. Puede sancionarla, vetarla o remitirla al Tribunal Constitucional para su revisión.

Si se convierte en ley, Portugal se unirá a países europeos como Austria, Francia, Bélgica y los Países Bajos, que han prohibido total o parcialmente el uso del velo y el pañuelo islámico.

Chega justificó su propuesta basándose en las medidas adoptadas en Francia y otros países de la Unión Europea, y contó con el apoyo de partidos de centroderecha.

El partido argumentó que ocultar el rostro expone a las personas, especialmente a las mujeres, a “situaciones de exclusión y humillación” y que ello es incompatible con los principios de “libertad, igualdad y dignidad humana”.

Los diputados de los partidos de izquierda no compartieron esta opinión.

El diputado del Partido Socialista, Pedro Delgado Alves, que votó en contra, dijo: “Esta iniciativa se utiliza únicamente para atacar a los extranjeros, es decir, a quienes tienen creencias diferentes.”

Alves añadió que ninguna mujer debería ser obligada a llevar velo y calificó de errónea la postura del partido de extrema derecha.