Análisis del ADN de Hitler: tenía predisposición al autismo, la esquizofrenia y el trastorno bipolar
Estambul, 15 de noviembre (Hibya) – Un innovador análisis de ADN realizado sobre la sangre de Adolf Hitler ha revelado que el dictador obtuvo puntuaciones “muy altas” en cuanto a predisposición al autismo, la esquizofrenia y el trastorno bipolar.
Según informó la BBC, rigurosas pruebas científicas realizadas por un equipo internacional de expertos lograron desmentir un rumor sobre un posible origen judío de Hitler (no lo era) e identificaron un trastorno genético que afecta al desarrollo de los órganos sexuales, todo ello a partir de un viejo trozo de tela manchado de sangre.
Mientras los titulares sensacionalistas se centraban en si el dictador nazi tenía un micropene y un solo testículo, los hallazgos más serios muestran que su ADN presenta puntuaciones “muy altas” (en el 1 % superior) de predisposición al autismo, la esquizofrenia y el trastorno bipolar. ¿Significa eso que padecía realmente estos trastornos neurológicos? Los expertos afirman rotundamente que no: esto no es un diagnóstico.
Aun así, se han expresado preocupaciones sobre el estigma y sobre cuán ético es este tipo de investigación, planteando la pregunta: ¿debería haberse llevado a cabo este estudio?
“He sufrido mucho con este tema”, dice la profesora Turi King en los primeros minutos del documental de Channel 4 “El ADN de Hitler: el plano de un dictador”, que se emite el sábado.
La experta en genética contó a la BBC que, cuando hace unos años le propusieron por primera vez participar en el proyecto, era muy consciente de las posibles consecuencias de analizar el ADN de alguien como Adolf Hitler. “No me interesan las cosas sensacionalistas”, afirma.
Sin embargo, añade, esta investigación la iba a hacer alguien tarde o temprano y, al menos bajo su supervisión, podía asegurarse de que se realizara con rigor académico y con todas las “medidas de seguridad y precauciones” necesarias.
La profesora King no es ajena a proyectos delicados y de alto perfil. En 2012 dirigió la investigación genética que identificó el esqueleto de Ricardo III, hallado bajo un aparcamiento en Leicester.
El trozo de tela ensangrentado —que ahora tiene unos 80 años— fue cortado del sofá del búnker subterráneo donde Hitler se suicidó cuando las fuerzas aliadas entraron en Berlín al final de la Segunda Guerra Mundial.
Mientras inspeccionaba el búnker, el coronel del ejército estadounidense Roswell P. Rosengren vio la oportunidad de hacerse con un botín de guerra único y se guardó la tela en el bolsillo. Actualmente se exhibe enmarcada en el Museo de Historia de Gettysburg, en Estados Unidos.
Los científicos están convencidos de que se trata realmente de la sangre de Hitler, ya que pudieron hacer coincidir a la perfección su cromosoma Y con una muestra de ADN de un pariente masculino recogida hace diez años.
Por primera vez se ha identificado el ADN de Hitler y, durante cuatro años, los investigadores han podido secuenciarlo para observar la estructura genética de uno de los dictadores más temidos de la historia.
Según los expertos, lo que sí está claro es que Hitler no era de origen judío, un rumor que circula desde la década de 1920.
Otro hallazgo importante es que Hitler padecía el síndrome de Kallmann, un trastorno genético que puede afectar a la pubertad y al desarrollo de los órganos sexuales. Este trastorno puede provocar especialmente micropene y testículos no descendidos, otra de las viejas habladurías sobre Hitler si conoces la canción británica de tiempos de guerra.
El síndrome de Kallmann también puede afectar a la libido, algo especialmente interesante, señala en el documental el historiador y profesor de la Universidad de Potsdam Dr. Alex Kay: “Nos dice mucho sobre su vida privada, o más bien sobre el hecho de que prácticamente no tenía vida privada”.
Los historiadores llevan mucho tiempo debatiendo por qué Hitler “excluyó casi por completo su vida privada” para entregarse tanto a la política, y esto podría ayudar a explicarlo.
Los expertos afirman que este tipo de hallazgos son a la vez fascinantes y útiles. En palabras de la profesora King: “la combinación de historia y genética”.
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