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Esto se produce tras meses de especulaciones sobre la posible fusión de dos casas de moda italianas y, más recientemente, rumores de que la adquisición fracasaría tras la inestabilidad del mercado provocada por las políticas arancelarias del presidente Trump.

Fuentes internas afirman que se esperaba que el acuerdo original se cerrara en 1.430 millones de euros, pero debido a la reciente volatilidad del mercado y la incertidumbre comercial, que afectaron especialmente al sector minorista, se logró un descuento de aproximadamente 180 millones de euros.

Capri, que también es propietaria de Michael Kors y Jimmy Choo, compró inicialmente Versace en 2018 por 2.100 millones de dólares. El año pasado, tras el bloqueo por parte de la Comisión Federal de Comercio de Estados Unidos del intento del grupo estadounidense Tapestry (propietario de Coach y Kate Spade) de adquirir Capri por 8.500 millones de dólares, Capri fue presionada para vender Versace y reducir su deuda. Según fuentes cercanas al acuerdo, Prada fue uno de los primeros en presentar oferta.

En una declaración que confirmó la noticia, el presidente del grupo Prada y director ejecutivo, Patrizio Bertelli, afirmó que el grupo "está preparado y bien posicionado para escribir un nuevo capítulo en la historia de Versace". Añadió que ambas compañías "comparten un fuerte compromiso con la creatividad, la artesanía y la herencia".

Aunque Prada y Versace son consideradas rivales en la moda italiana, sus estilos son completamente opuestos. Versace defiende la feminidad tradicional con minifaldas, tacones altos y peinados voluminosos, mientras que Miuccia Prada, doctora en ciencias políticas y excomunista antes de unirse a la empresa familiar en 1970, es conocida como “la intelectual de la moda”.

Miuccia Prada ha descrito previamente su trabajo como “ropa fea hecha con telas horribles”.

Sin embargo, entre las dos mujeres existe una amistad quizás inesperada. En una entrevista con The Telegraph en 2012, Versace dijo: "Simplemente hablamos, hablamos, hablamos. Ella es muy inspiradora. Nos burlamos una de la otra y aprendemos juntas. Ella dice: 'Nunca puedo hacer ropa sexy, pero me encanta'. Y yo digo: 'Bueno, me gusta lo que haces tú'."